Se demuestra una ves mas que al gobierno cubano no le interesa en lo mas mínimo la vida de sus ciudadanos. Acaba de morir en huelga de hambre Wilman Villar Mendoza un disidente cubano que protestaba por su injusto encarcelamiento. Su muerte después de 50 días de huelga ratifica por una parte que siguen existiendo opositores firmes y resueltos a dar la vida por ver la democracia en Cuba. Por otra parte, demuestra que la dictadura cubana no hace reparos en dejar morir a sus ciudadanos con tal de mantenerse en el poder a toda costa.
En los medios oficiales cubanos aun no se ha dado a conocer este hecho. Los soldados ciberneticos de la dictadura por otra parte, con su silencio sobre el tema aceptan que no tienen argumentos para contrarrestar este hecho.
La imagen benévola que continuaba desarrollando Raúl con su liberación de prisioneros se ha venido al piso con esta nueva muerte. Sus supuestos cambios, quedan al descubierto como baratos maquillajes para mas de lo mismo. Como decimos en Cuba, el mismo perro con diferente collar. Mas dictadura, mas represión, mas arrestos, mas amagos y mas arreglos sobre la marcha con el único objetivo para ellos importante, seguir en el poder.
El policía que golpea y reprime, se complementa en el tribunal sin justicia, sin leyes y sin decoro, destinado a condenar la decencia. El régimen no muestra escrúpulos pata encerrar arbitrariamente lo mismo por varias horas que por varios días que por varios años, a todo aquel que levante su voz en contra, aunque solo sea en el comedor de su casa. El régimen siente especial pánico ante la posibilidad de “perder la calle”, ese campo de batalla creado desde el inicio por Fidel Castro, donde se esfuerzan porque no se escuche ni eco que se aparte de sus palabras, y mucho menos una voz independiente.
Sin embargo, son cada día mas los que se atreven, los que hablan, los que gritan y los que mueren.